Escándalo

Nos escandalizamos. Todos. De una u otra forma. A través de los medios de comunicación, por los comportamientos que vemos en otros, en el seno de la propia familia o a través de historias ajenas e impersonales que nos llegan de algún modo.

Hablaba con el Hombre del Renacimiento estos días sobre la gran cantidad de obras de arte que han suscitado escándalo y estrépito a lo largo del a historia. Visto desde nuestra óptica actual puede sorprender que determinados lienzos o esculturas fueran custodiadas o retiradas, incluso por la policía del momento, por ser consideradas inmorales o perniciosas.

Viajando, por ejemplo, a la Italia de principios del siglo XVII encontramos como en torno a la obra ‘La Muerte de la Virgen’ del genial Caravaggio se desató el mayor de los escándalos pues el artista se inspiró en el cuerpo de una prostituta encontrada ahogada en el Tíber para la representación de la Madonna. No es necesario decir que, teniendo en cuenta las condiciones y circunstancias sociales del momento, el revuelo en todos los círculos fue mayúsculo.

El francés Édouard Manet sufrió una suerte similar con su icónico ‘Almuerzo sobre la hierba’, ya que siendo una joya del Museo de Orsay,  símbolo de la pintura moderna y precursora de las vanguardias, alborotó a la sociedad del momento al representar a una mujer completamente desnuda junto a dos dandis decimonónicos. Y, además, mezclando los diferentes géneros pictóricos ¡Que disparate!

Virginie Amélie Avegno fue en el París del siglo XIX lo que hoy sería una influencer. Varios fueron los pintores que quisieron inmortalizar su enigmática belleza, más pocas veces se prestó a tales deseos. Cuando John Singer Sargent consiguió su beneplácito para posar para él jamás imaginarían, artista y modelo, que protagonizarían una página de la historia del arte por razones bien distintas a las que pudieran pretender. La obra resultó ser objeto de demoledoras críticas. Tanto que la madre de la musa suplicó al pintor que  retirase el lienzo y éste huyó a Londres, tratando de poner tierra de por medio.

Éstas son solo algunas de las muchas muestras que podemos encontrar a lo largo de los siglos, pues la historia nos enseña como la falta de miras, los rígidos gustos de un momento y el recelo a lo diferente e innovador han condenado a obras y artistas que hoy se celebran en todos los centros de arte del planeta. Lo que no hace más que demostrar que para entender y alcanzar lo excelso de la cultura es condición sine qua non una sensibilidad e intelecto amplio y abierto.

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