Planes de fin de semana

Me encantan los fines de semana. ¿Y a quién no? Y eso que también disfruto de los días laborables, o lo intento, ya que por lo general me gusta mi trabajo; salvo cuando el estrés y el agobio superan a mi amor por el periodismo. Y es que si la semana ha sido dura, los últimos días llegas agonizando al sábado esperando encontrar algunas horas libres, entre adelanto de tareas y quehaceres domésticos, para disfrutar de hacer lo que a uno le gusta o, simplemente, de no hacer nada. El plan de sofá y manta se está convirtiendo en uno de mis favoritos para el weekend. Si por el contrario alcanzas el viernes con un nivel aceptable de trabajo, soy fan total de regocijarse y relamerse en ese relajo y adelantar el fin de semana unas horas saliendo a comer después de la jornada laboral con un improvisado tapeo y dejando que la tarde derive en lo que se presente: cine, compras o paseo por la ciudad. Eso sí, la vuelta a casa pronto porque por light que haya sido la semana el cuerpo necesita descanso, bien con una cena rápida antes de la recogida o, si no apetece, algo ligero ya en la propia cocina.IMG_8012

Si para casi todo, como creo que ya he comentado en alguna ocasión, suelo ser bastante metódica; en mis planes de fin de semana me gusta que la improvisación reine, muchas veces porque la falta de tiempo me impide preparar y organizar algo o, sencillamente, porque me gustan las sorpresas. Que al levantarnos el mismo viernes a las siete de la mañana, con la legaña aún en el ojo, te propongan… ¿Cogemos las maletas después de comer y nos ‘piramos’ a Madrid? Eso sí que no tiene precio. Consigue que el día tenga un sabor especial. Escapadas que no tienen un destino exótico, pero el simple hecho de salir de la rutina, visitar sitios nuevos, salir de casa, ir a un hotel y que “te lo hagan todo” –como suelen decir –, desayunos a las once de la mañana, tapas y cañas al sol y largos paseos por el lugar, sin preocupación de horarios… ¡Eso es vida! Uno de nuestros viajes más recurrentes suele ser a Madrid, es una ciudad de la que nunca me canso, pese a haber vivido cinco años allí mientras estudiaba la carrera, siempre hay algo interesante que hacer en la capital.

Al salir después de mediodía no solemos llegar antes de las ocho de la tarde, con lo que ponemos rumbo directo al hotel, siempre elegido por el centro para poder disfrutar de la ciudad a pie; eso sí tras ubicar el vehículo en el aparcamiento, donde permanecerá todo el fin de semana. Una vez en el mismo, y después de colocar mínimamente las maletas, ducha rápida y acondicionamiento básico para disfrutar de la noche madrileña. ¡Me encanta! En nuestro caso, somos más aficionados a las rutas por diferentes establecimientos probando tapa y vino por restaurante, que a las copiosas y largas cenas de mesa y mantel, no sólo por mantener la línea, sino porque es más divertido y te deja curiosear en diferentes sitios. En nuestra última visita descubrimos un bonito local en la zona de Sol que se llamaba ‘Serafina’ en el que disfrutamos de buen ambiente, comida, bebida y conversación. ¡Lo recomiendo! Además, así ‘a lo tonto, tonto’ llegas medio borracho al hotel después de conocer media docena de bares, y coges la cama con un gusto 😉

El sábado por la mañana, tras levantarse, sin prisa, y desayunar convenientemente al sol de alguna plaza madrileña, si el tiempo lo permite, dedicamos un ratito a las compras. Comida en alguno de sus barrios más castizos, solemos decantarnos por el de las letras, donde también aprovechamos para un buen café y visita, casi siempre obligada, al Prado. Por la noche, intentamos reservar entradas en algún espectáculo que tenga buena pinta y cena rápida en El Espacio Gourmet de El Corte Inglés de Callao. Me gustan las vistas nocturnas desde allí. Ya en el hotel de vuelta, me reservo los planes…

El domingo dedicamos la mañana a largos paseos por el Retiro y a una hora prudente toca retirada, con comida haciendo parada de vuelta y así estamos en Murcia a tiempo de disfrutar un ratito del hogar.

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¿Os hace este fin de semana? ¡Que la fuerza os acompañe!

Una vida de cine

butacas cineDecía un novelista estadounidense que “lo bueno del cine es que durante dos horas los problemas son de otros”. Más o menos esto debe ser lo que me produce a mí el séptimo arte, pues confieso que es mi mejor terapia contra el aburrimiento, la tristeza e incluso el enfado. Más efectivo incluso que una jornada de shopping. Después de una sesión cualquier disgusto, por grande que fuere, parece menor. Tal es mi fascinación por el mundo de la cinematografía que incluso ha inspirado algunas de mis recientes lecturas, desde las tradicionales biografías a otros ejemplares que recogen aspectos más sórdidos y truculentos del cine. Para quienes disfruten del morbo de estas historias, recomiendo ‘Hollywood Babilonia I’ y ‘Hollywood Babilonia II’ ambos volúmenes repasan los escándalos de la meca del cine vinculados a rostros del celuloide devastados y marcados por problemas con el alcohol, drogas, orgias, asesinatos, odios y pequeños vicios inconfesables. Si uno busca algo menos siniestro, ‘Moteros Tranquilos, Toros Salvajes’ narra los inicios de una generación de cineastas, con Scorsese, Coppola y Spielberg, entre otros, y actores, Robert De Niro, Al Pacino y Jack Nicholson, que marcaron para siempre la historia del cine.

Y es que, además de la sensación que produce sentarse delante de la gran pantalla, hay películas que, más allá de hacerte pasar un buen rato, te marcan para siempre. Aún recuerdo, como si fuese ayer, mi primera vez en el cine. Fue en ‘El Thuillier’ de Caravaca, un teatro reconvertido en cine -que afortunadamente se ha vuelto a recuperar para este fin con el nuevo Equipo de Gobierno en el Ayuntamiento, ya que la ciudad carece de cualquier otra sala de exhibición-. El film, ‘Rain Man’, era una recomendación que nos hacían en el ‘cole’ y, como nosotras (mi hermana y yo) siempre hemos sido muy bien mandadas, como dicen las madres, o muy pavas, como señala mi hermana, convencimos a nuestro padre pese a nuestra corta edad, ya que corría el año 89 y contábamos apenas con 5 y 6 años, para ir al primer pase. De esa tarde recuerdo, sobre todo, la abrumadora y extraña sensación de ver a un hombre hecho y derecho para una niña de mi edad (mi padre) llorar con aquella historia. Este hecho provocaría que esa película esté, incluso a día de hoy, en mi top 10 de favoritas. De mi infancia, también incorporaría ‘E.T. El Extraterrestre’, quién no.

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Programa Especial Navidad ‘Murcia Más Cerca’ vía streaming.

Con el tiempo descubrí que había heredado de mi progenitor, entre otras muchas cosas, esa querencia a derramar alguna que otra lágrima frente a la gran pantalla. Entre las películas que más me han hecho llorar: ‘En el nombre del padre’, de Jim Sheridan y protagonizada por Daniel Day-Lewis, de quien también incluiría entre mis favoritas ‘Mi pie izquierdo’; y ‘Salvador’, una película con Daniel Brühl de 2006 que cuenta la historia de la ejecución a través de garrote vil del anarquista Salvador Puig Antich y que quizás pasó sin pena ni gloria pero que consiguió despertar en mí sentimientos de rabia e impotencia que acabaron en llanto. Lamentos y sollozos que me provocan fundamentalmente las injusticias plasmadas en el celuloide. En esta línea, de grandes dramas, incluiría también la oscarizada ‘Lista de Shindler’.

En un ámbito de tragedias más domésticas y en el que los grandes papeles y personajes son los protagonistas destacaría ‘Un Dios Salvaje’, de Polanski, con las increíbles interpretaciones de Kate Winslet y Christoph Waltz, un poco más reciente, ‘Agosto’, una película también muy coral con Meryl Streep, Julia Roberts, Benedict Cumberbatch, Chris Cooper y Sam Shepard, entre otros.

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Radio televisada en romMurcia Radio

También por las increíbles interpretaciones, pero en una línea más cercana a la comedia, recomendaría ‘Una cuestión de tiempo’, un película de las que te deja con una estupenda sensación en el cuerpo y que además cuenta con una destacable banda sonora; ‘La teoría del todo’, con Eddie Redmayne; y, la más reciente de todas, ‘Joy’ con una estupenda Jennifer Lawrence y un ‘exquisito’ Bradley Cooper, fenomenal también en ‘El Francotirador’ y ‘El lado bueno de las cosas’.

Otros títulos de diversos estilos y épocas podrían ser: ‘Jules et Jim’, de Truffaut, ‘El Padrino II’, ‘Matar a un ruiseñor’, ‘La vida es bella’, ‘Cinema Paradiso’, ‘American Beauty’ ‘El Club de la Lucha’, ‘Dos hombres y un destino’, ‘Todos los hombres del presidente’, ‘Gran Torino’, ‘Olvídate de mí’, ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’, ‘Los Miserables’, en el género musical, ‘Taxi Driver, ‘Resplandor’ y en cuanto a españolas: ‘Los lunes al sol’, ‘Mi vida sin mí’, ‘Tesis’, ‘Mar adentro’, ‘La lengua de las mariposas’, ‘Los amantes del círculo polar’, ‘La vida secreta de las palabras’, y de los últimos tiempos, creo que ‘La isla mínima’ será, con el tiempo, un hito, No están todas las que son, pero son todas las que están.

Mis fines de semana

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Fotos en familia después de jugar a ‘saltar’ en la cama.

Cuando uno vuelve la vista atrás, siempre se sorprende con algunos cambios en su vida de los que, pese a la intensidad de las transformaciones, no ha sido consciente por la paulatina evolución de los mismos. En mi retorno al pasado, en esta ocasión, he sido testigo de cómo se han transformado mis fines de semana. Además, este es un cambio que con mayor o menor celeridad todos vamos experimentando: La fiesta, las reuniones con amigos, las largas mañanas de domingo en cama y las ocasionales resacas van dando paso a días y actividades más tranquilas y, en muchos casos, bastante menos nocturnas.

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La cama de mi madre, uno de nuestros escenarios favoritos.

La forma de disfrutar de este tiempo de ocio, como la materia, no se elimina; se transforma. Sin embargo, lo que nunca cambia es mi deseo y animo de alcanzar los mismos y la sensación de cuán efímeros resultan. Y como prueba de ello me gustaría que pudieseis, al menos escuchar, como ‘El leñador’ (nombre que recibe de su madre mi sobrino de menos de dos años) jalea con los brazos en alto: “Weekend, weekend”, cuando se acerca el mediodía de la última jornada laboral.

Pero si durante una época de mi vida el fin de semana comenzaba con la quedada de los viernes noche –no sé en vuestro caso pero en el mío para nosotros éste era el gran momento- ahora soy incapaz de imaginarme en pie hasta las tantas de la madrugada después de una agotadora semana de trabajo. Así, cuando dan las dos del mediodía en reloj, a veces un poquito más tarde, me dispongo a recoger todos los enseres de trabajo en el Ayuntamiento donde ejerzo mi profesión por las mañanas y, si lo que queda de día se presenta tranquilo, optamos por tomar unas cañitas fuera de casa para después volver durante un par de horas o tres al faena en la radio por Internet en la que colaboro (en horario de tarde). Después, y de regreso a casa, compra de supervivencia para el fin de semana (aunque no solemos necesitar mucho. Ya entenderéis por qué), peli y velada tranquila de cine, sofá y manta… Y si tenemos el cuerpo ‘golfo’ vinito de acompañamiento.

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Desayuno de fin de semana fuera de casa.

En cuanto a los sábados y domingos, para mí levantarse tarde se ha convertido en permanecer en la cama hasta las nueve de la mañana, hora en la que en otra época podía estar prácticamente de recogida o de charla en la cocina de casa repasando las batallitas de la noche con mi hermana mientras ‘atracábamos’ la nevera. No sé por qué a esas horas nuestro aperitivo favorito siempre fue el queso. Una vez en pie, ducha y acondicionamiento más ‘casual’ de lo habitual y, en muchas ocasiones, desayuno fuera para continuar con los planes. Siempre bastante familiares.

Así, durante estas dos jornadas de ocio, repartimos el tiempo entre momentos de shopping y largos paseos, ya sea por Murcia o Caravaca, donde acudimos cada fin de semana para visitar a mi familia y disfrutar de actividades que se alteran por la presencia del ‘peque’ de la casa, un evento cultural o una visita al museo ya no son lo que eran (juzguen ustedes mismos por las fotos). Cenas, comidas o aperitivos con vino blanco (algo a lo que me estoy aficionando bastante) en familia, ratitos de parque que se alternan con algunas tareas domésticas e incluso espacios para el trabajo y la organización semanal y este blog… y muchas muchas fotos. Por supuesto, cuando la economía lo permite, también alguna escapada que otra.

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Fotos y más fotos de fin de semana.

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Ratitos de charla y vino blanco.

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Tarde de juegos entre niños con ‘El leñador’ y el ‘primo Diego’.

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Jugando con el ‘Tato’ y montando filas de coches.

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Paseos de invierno por Caravaca.

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Actividades culturales con niños.

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De visita en el museo (Antigua Iglesia Jesuita en Caravaca).

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¡Como acaban esas visitas al museo!    

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Nuestros fines de semana siempre son muy musicales.

Nada tienen que ver mis fines de semana con los de antaño, pero son formas distintas de seguir disfrutando.

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Poniendo un poco de cultura y arte al fin de semana. Tarde en el museo.