¿Ángel o demonio? Esa es la cuestión que esta semana planteaban las redes sociales tras la respuesta de una marca americana de lencería femenina ‘Lane Bryant’ al gigante corsetero ‘Victoria´s Secret’ que defiende en su última campaña el ‘Perfect Body’ con modelos realmente delgadas pero, eso sí, con exuberantes pechos. Así, gritando “Yo no soy un ángel”, #ImNoAngel, miles de mujeres de todo el mundo se han retratado y han subido sus fotos a los perfiles de Twitter y Facebook reivindicando un modelo de mujer mucho menos ‘perfecta’, quizás sí o quizás no, pero mucho más real y, por supuesto, también sexy. Y es que la industria de la moda y la cosmética demonizan todos aquellos perfiles que se pasen o no lleguen a su precio justo, es decir, el 90-60-90. Sin embargo, no veo yo muchas de estas ‘criaturas celestiales’ en mi día a día, por lo que quien esté libre de pecado que tire la primera piedra…
Si usted no es perfecta, no se sienta mal. Yo, sumándome a este eslogan, tampoco quiero ser ángel, porque se intenta imponer un estereotipo de belleza que no sólo no es real, sino que es imposible… Y es que últimamente está mal visto hasta tener los talones agrietados –como reza un spot de televisión –.
No se trata de estar por encima o por debajo del peso saludable, las exigencias van mucho más allá proponiendo una tipología de mujer resultante de la mezcla de extremidades de diversos cuerpos creando un nuevo ser, algo así como un Frankestein femenino de Miami Beach: largas y brillantes melenas, delanteras de vértigo, cinturas de avispa, turgentes y generosos glúteos, torneados muslos y pies de manicura francesa. Por no hablar de arrugas, estrías o celulitis, esto en el argot ‘religioso’ vendría a ser algo así como pecado mortal. Pero no se engañen, esto no es real. Incluso las que más perfectas parecen, por suerte, llevan horas de photoshop a sus espaldas o, particularmente en el caso que nos ocupa, a sus delanteras, como ponen de manifiesto algunas revistas y publicaciones a través de una grotesca y, por cierto, bastante popular corriente que ‘pilla’ a las celebrities en sus peores días. Gracias a lo que hemos descubierto que la mismísima Jennifer López tiene celulitis y que los muslos y abdomen del icono de la moda Kate Moss son bastante flácidos, entre otras cosas.
Mujeres con curvas, delgadas, sin pecho, con mucho pecho, con traseros respingones, sin pompis, con michelines, un poco huesudas, con piel de naranja, con aspecto flácido, con piernas cortas… esto es lo que todos vemos en nuestro día a día, lo que no quiere decir que esto no sea sexy o simplemente bello. Son mujeres en todas sus variedades, algunas de ellas realmente espectaculares, pero mujeres reales con sus ‘cositas’. Todas tenemos derecho a querer vernos lo más guapas y sexys posible, jamás voy a criticar esto, yo soy la primera que intento cuidarme y acudo anualmente a la operación bikini, pero sin engaños ni trucos de cámara. Y es que incluso la sensual Sofía Vergara, aquella que con un increíble sentido del humor y naturalidad asumía su rotura de vestido (dado su contundente trasero) durante una gala de los Premios Emmy allá por el año 2012, ha sorprendido con unas declaraciones en las que asegura que le gustaría tener unos pechos falsos porque los suyos “son demasiado grandes”. En respuesta a esto, me gustaría preguntar a los barones que se encuentran por la sala si ¿realmente alguno considera excesivos los atributos de la protagonista de Modern Family?
Si la despampanante top model de los 90 Cindy Crawford ha sido víctima de la celulitis, hecho que conocíamos gracias a unas fotos en las que ella misma quería normalizar los efectos del paso del tiempo en la silueta de una mujer, qué no vamos a tener las demás… Lo dicho, que yo llevo una 38, mido 1,67 cm (creo), lucho a diario contra las arrugas y la piel de naranja con carísimos productos de belleza y no soy un ángel. Pero… ¿y quién quiere serlo cuando pecar es tan divertido?
Foto tomada en Londres después de un día de caminata. ¿Se nota, no?