Saber ver

Esta fotografía, descubrí tiempo después, fue un trueque de trabajos que el mismo hizo con la fotógrafa y profesora María Manzanera en una noche memorable, junto a otros artistas, bajo nuestro patio -entonces solo suyo -emparrado.

La instantánea procede de un trabajo experimental en el Manzanera cogió diferentes objetos y los tamizó con una diversidad de materiales, especialmente, papel de seda. Y éste objeto en cuestión es, no es tan fácil de percibir si no dedicas un mirada relajada, es un zapato de tacón. Es un cuadro moderno, poderoso en envergadura y presencia y nació de una mujer que nos acaba de dejar y que, como me cuentan, desprendía grandeza en su apariencia frágil, como de pequeño pájaro ante su primer vuelo.

María Manzanera es de esas mujeres -que tenemos unas cuantas -de las que está Región debe estar orgullosa. Discreta en muchos momentos de su vida, inadvertida en otros, pero manteniendo siempre un ritmo constante de trabajo. Mirando la vida a través de su cámara, pero no sólo en su gran fascinación por París y New York, sino también por nuestra ciudad, por la ciudad de Murcia y su huerta.  Fue recogiendo en imágenes la belleza de un paisaje que sabía finito. Nos hizo reflexionar sobre la importancia de las raíces, de la belleza que nos nutre y ata a nuestros ancestros, una belleza y riqueza tremendamente simbólica y profunda, mucho mas honda que lo que está semana de fiestas de primavera intenta ensalzar. Retrató, como nadie y bañada en nostalgia, la vida amenazada de acequias, monumentos centenarios y naturaleza. También a ella debemos un gran afán de coleccionar, conservar y difundir, fotos antiguas de nuestra tierra.

Sin duda, cuando personas así nos  abandonan, dejan una ciudad, una Región y un lugar huérfanos de algún modo; afortunadamente nos legan un futuro y una herencia en su trabajo que nos acompañará siempre.

La vida tiene estas paradojas: mientras nos decía adiós esta gran mujer, el museo arqueológico desplegaba una exposición suya que ahora recibirá más visitas de las esperadas. Y yo, en  la pared de mi casa vislumbró esa fotografía de un tacón poderoso, como la mirada de esta mujer que se ha apagado pero nos sigue enseñando a abrir los ojos.