
Sin duda, los sufrimientos, lesiones, dolores y pérdidas humanas son las grandes tragedias de cualquier guerra, contienda o desastre natural. Sin embargo, sobra decir, que no son las únicas. La educación, la cultura, las infraestructuras, el urbanismo y la economía son sólo algunos de los aspectos que se resienten en un país, región o territorio desolado por este tipo de infortunios. Así, el patrimonio se convierte, también, en víctima de cualquier conflicto o desventura.
La destrucción del patrimonio supone el exterminio de la memoria y la identidad de un pueblo. Es por eso que el destrozo decidido de este tipo de riqueza ha sido un arma utilizada a lo largo de siglos de luchas y conflictos bélicos; pero fue, sin duda, durante la II Guerra Mundial cuando éste se convirtió en objetivo prioritario.
Es precisamente en este contexto en el que surgen iniciativas como los conocidos ‘Monuments men’, un grupo de historiadores, directores de museos, conservadores y expertos en arte con la misión común de adentrarse en la Alemania Nazi para recuperar las obras de arte secuestradas. Historia que se recoge en la película del mismo nombre dirigida por el también actor George Clooney.
Pocos años después, en 1954 se firma, por primera vez, como consecuencia de esta destrucción masiva un tratado internacional conocido como ‘Convención de La Haya’ que exige a los firmantes la protección de bienes culturales en caso de conflicto armado. Pese a que está ratificado por un total de 126 estados, seguimos siendo testigos de como se asola de forma deliberada este legado en diversos lugares del mundo, desde Siria o Iraq a Libia o Malí, hasta Ucrania y Gaza, por ejemplo.
Aunque estos no son los únicos males que enfrenta el patrimonio en nuestros días. Las catástrofes naturales –recientemente con los terremotos de Myanmar o las fuertes lluvias en Toledo-, los atentados o negligencias, el cambio climático e, incluso, el turismo masivo pueden dañar esta herencia cultural de siglos de historia.
El próximo 18 de abril se celebra el Día Internacional de los Monumentos y los Sitios, una iniciativa impulsada en 1984 por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) – una asociación civil no gubernamental, ubicada en París, y ligada a la ONU a través de la UNESCO, con más de 10.00 miembros individuales en 153 países, 110 comités nacionales y 28 comités científicos internacionales -.
Buen momento, pues, para reflexionar sobre lo que está ocurriendo y la enorme pérdida que supone para la humanidad. Quizás algunas destrucciones nos resultan lejanas y ajenas, por la distancia, la cultura o el significado emocional, pero seguro que en nuestras memorias aún perdura el impacto de ver arder la Catedral de Notre Dame. Imaginemos, por un instante, una Granada sin su Alhambra; una Barcelona sin la Sagrada Familia; o una Córdoba sin su Mezquita. Algunos de estos sitios y monumentos tienen para nosotros, incluso, un significado muy personal.
Piensa por un momento qué lugares son especiales para ti.