
Intento seguir la actualidad literaria todo lo que mis obligaciones y devociones como mamá me dejan. En las últimas semanas en la Región de Murcia estamos más que de enhorabuena en el palmarés de las letras.
Primero, la caravaqueña Carmen María López ganaba el premio de poesía de la editorial Espasa con ‘La madre de nadie’, una antropología en prosa sobre las relaciones madre e hija. Poemario que se hacía con el galardón gracias al voto unánime de un jurado formado por prestigiosas intelectualidades como Luis Alberto de Cuenca, Alejandro Palomas o Ana Porto.
Una par de semanas después, era la molinense Lola López Mondejar, experimentada ensayista, escritora y articulista, que también ha ejercido como docente en varias universidades y que tiene formación en psicología, la que se hacía con el premio de ensayo de la editorial Anagrama con ‘Sin Relato: Atrofia de la capacidad narrativa y crisis de la subjetividad’.
Dos mujeres murcianas que han sido reconocidas por su trabajo a nivel nacional, algo que sin duda me resulta motivo de júbilo y de orgullo. A ellas se les suma, además, el último y recién desvelado premio Nobel de Literatura a la autora surcoreana Han Kang; siendo nuevamente una mujer la galardonada e incluso, en esta ocasión, la más joven en recibir este honor. No conozco demasiado su obra, pero creo que sobran motivos para leer algo de dicha escritora.
Así, esperando poder hacer hueco en mi mesita de noche a estos ejemplares y teniendo en cuenta que aún tengo una larga lista de libros pendientes, en casa seguimos ampliando la biblioteca infantil ya que, por fortuna, mis hijos comparten –de momento –nuestra afición por las letras. Y que mejor momento que aprovechar que se celebra estos días la tradicional Feria del Libro en la capital. Pocas cosas me gustan y me entretienen tanto como pasear entre libros y, además, aprovechar para encontrarte con conocidos autores como Luis Leante o artistas e ilustradoras de la talla de Eva Poyato.
Teniendo en cuenta, también, que está cercana la festividad de Todos los Santos y Halloween siempre solemos incorporar alguna historia ‘terrorífica’, que son muy del gusto de mis pequeños.
Fueron dos las tardes entre casetas, cuatro las adquisiciones y muchas las horas que ya hemos dedicado a ojearlos; y es que un libro es siempre una fantástica inversión, por su desproporcionado valor y beneficios en relación a su coste material. Y porque para nosotros es importante que siempre tengan algo nuevo que leer, una nueva aventura que correr y un viaje diferente que emprender.