Juicio virtual

Pronto se arrepiente el que juzga apresuradamente – Publio Sirio, dramaturgo romano.

En el entorno virtual hay quien da cuenta de cada detalle de su vida, haciéndola pública a los demás. También están los que callan casi todo con un rol prácticamente de espectador. Ambos casos son lícitos y para ello, unos y otros, tendrán sus motivaciones. Hay, incluso, quienes han hecho de eso su profesión, algo absolutamente legítimo. Lo que no lo es tanto, o a mí no me lo parece, es la facilidad y ligereza con la que una gran mayoría juzga, para bien o para mal, aquello que otros ‘comparte’ con los demás.

Casos vemos a diario. Sin embargo, me llamó especialmente la atención la trascendencia de un comentario de la presentadora de televisión Cristina Pedroche tras ser madre. En el mismo hacia referencia a su estado físico tras el alumbramiento, luciendo una figura casi completamente recuperada, y manifestando que no era suerte sino fruto de mucha preparación y trabajo.

Pues bien, cierto sector la emprendió contra la muchacha asegurando que vendía y fomentaba un posparto que no era real y que podía afectar a otras mujeres que estuviesen en su misma situación. Que no sea lo más común, no significa que no sea real. Eso es un posparto tan real como cualquier otro, y está en todo su derecho de compartirlo. Obviamente, eso no significa, ni con eso ha querido dar a entender, que para ella sea lo más importante en ese momento.

A mí, que no le tengo especial simpatía –tampoco antipatía – a la presentadora, no me ofendió, que me encuentro en el mismo estadio de la vida, pero quizás sí me pareció un tanto frívolo; jamás al punto de la crítica.

Sin embargo, unos días después y junto a la fotografía de su primer paseo con el bebé, Pedroche se sinceraba sobre lo que estaba sintiendo, reconociendo que “aunque la niña es buenísima y casi no llora cuando lo hace siento que me arañan el alma, como si me desgarrara, me duele en un sitio que no sabía ni que existía” y que lloraba mucho y la mayoría de las veces no sabe ni por qué. Además, de mencionar el pánico (real) que vivimos algunas madres sabiéndonos, de repente, valedoras de la integridad y la vida de nuestros pequeños.

Fue ahí, en medio de su vulnerabilidad como madre, cuando me encontré, me identifiqué y me reconcilié con su posparto. Es aquello que ya he comentado alguna vez de la empatía entre mamás que ni se conocen, pero que viven y sufren lo mismo.

“Sólo juzga bien que sopesa y compara, y cuando pronuncia su sentencia más dura nunca abandona la caridad”, William Wordsworth, poeta inglés.

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